SONIDOS DEL MUNDO

viernes, 27 de octubre de 2017

LA CREMACION DEL REY DE TAILANDIA: Un espectáculo cargado de simbolismo

Tras un año de luto nacional, este jueves se realizaron en Tailandia los funerales del rey Bhumibol Adulyadej, conocido como Rama IX, que oficialmente concluirá el domingo. Para muchos tailandeses fue la primera experiencia en relación a un funeral en la monarquía, ya que el monarca estuvo al frente del país durante más de siete décadas, en un país sumido en intermitentes crisis políticas. Tradicionalmente, los funerales de los reyes de Siam (como se conocía anteriormente a Tailandia) estaban estrictamente prohibidos para los plebeyos. Los súbditos del monarca no podían atravesar las puertas del Gran Palacio de Bangkok para rendir homenajes ante la urna que contenía los restos del soberano y tampoco tenían permitido participar en los rituales budistas en honor al rey difunto. Aunque ahora estas normas quedaron en el pasado, y los súbditos pueden acercarse a rezar ante la urna real, Tailandia conserva todavía muchas tradiciones ligadas a los enterramientos de sus monarcas, que durante siglos fueron considerados deidades por su pueblo. La tradición de funerales públicos se inició durante el reinado de Vajiravudh (1910-1925), quien introdujo una serie de cambios significativos tras la muerte de su padre Chulalongkorn, en 1910, y modernizó varios aspectos de los funerales reales tailandeses. El rey Vajiravudh permitió a los plebeyos rendir homenaje formalmente ante la urna real de Rama V rezar oraciones budistas por su alma. Desde entonces, los
funerales reales se volvieron espectáculos masivos y esto lo demuestra el hecho de que hasta 100.000 personas hayan formado fila diariamente ante el palacio para rezar ante la urna de Bhumibol Adulyadej, que no está visible. La Oficina de la Casa Real señaló que unas 11,9 millones personas pasaron por el salón del trono desde la muerte del monarca. El rey Vajiravudh hizo aquel cambio porque creía que su padre era muy querido por sus súbditos y creía apropiado permitirles acercarse a rendir tributo ante sus restos mortales. Hasta el reinado de Rama IV (1851-1868), los plebeyos sólo podían contemplar la urna real luego de que fuera transportado a la pira funeraria para la cremación. Otro gesto de modernización de los funerales reales impulsado por el rey Vajiravudh en 1910 fue abolir la antigua ley que obligaba a todos los súbditos tailandeses a raparse la cabeza como señal de luto. Las únicas personas que estaban exentas de este mandato eran las que vivían en territorios fronterizos, para que su aspecto no animara a las potencias extranjeras a aprovecharse de la situación. En cuanto a la vestimenta apropiada para el período de luto, antiguamente los tailandeses utilizaban el color blanco durante los funerales reales y no fue sino hasta la abolición de la monarquía absoluta, en 1932, cuando el negro se convirtió gradualmente en el color preferido para las solemnidades fúnebres. El día de los funerales, la urna es transportada en un carruaje a Sanam Luang, un gran parque ubicado en el casco antiguo de la capital tailandesa, frente al Templo Wat Phra Kaew
(Templo del Buda Esmeralda) y el Gran Palacio, en Bangkok,donde sus restos son incinerados en un pira funeraria construida especialmente para la ocasión. En esta oportunidad, se ha construido un impresionante complejo crematorio (“Phra Meru” o “Phra Sumeru”) parecida a un altar con una base de 60 m2 y una altura que supera los 50 metros, decorado con criaturas míticas como garuda (el vehículo del dios Vishnú), ángeles y criaturas del Bosque de Himmapan. Arquitectónicamente, representa el Monte Meru, centro del universo y hogar de los dioses según el budismo y el hinduismo. Se trata de un recordatorio de que los reyes tailandeses eran considerados semidivinos, reencarnaciones de dioses hindúes, y, por tal condición, regresarían al cielo tras su muerte. Tras su cremación, las reliquias y cenizas del rey Bhumibol fueron trasladadas hacia el Gran Palacio de Bangkok. Desde allí, el día 29 los restos del monarca serán trasladados en procesiones solemnes hacia dos templos de Bangkok (el Wat Ratchabophi Salut Maha Simaram y el Wat Bowonniwet Vihara), escogidos especialmente por el fallecido. De esta forma concluirán los complejos rituales fúnebres del monarca que más tiempo se ha mantenido en el trono de Tailandia. Una ceremonia digna de verse, sin duda alguna.

viernes, 20 de octubre de 2017

RUBENS, PORTRAITS PRINCIERS: Una inédita exposición en el Museo de Luxemburgo en París

Del 4 de octubre al 14 de enero del 2018, Paris nos invita a descubrir en el Museo de Luxemburgo las obras de Pedro Pablo Rubens (1577-1640), en la exposición titulada "Rubens, portraits princiers". Su inmensa obra abarca casi todos los temas de la pintura. Aunque sus retratos principescos siguen siendo poco conocidos, son esenciales en su obra. La exposición se presenta en el Museo de Luxemburgo, un palacio para el que Rubens realizó una de sus principales obras maestras, la Galería Médicis, instalada en el ala Richelieu del Museo del Louvre. Como sabéis, la vida de la monarquía y la carrera de Rubens se entrecruzan. En un recorrido a través de las cortes de Europa, como un álbum de familia, la exposición muestra las efigies de María de Médicis y los soberanos de su época. Rubens realizó numerosos retratos de los Habsburgo en la corte de Mantua, donde todos tenían un vínculo de parentesco con María de Médicis, antes incluso de que se convirtiera en madre y suegra de los reyes de Francia, España e Inglaterra. Pintor de la corte En esa época, para un pintor, el retrato de un soberano era el encargo más prestigioso que podía recibir, ejercicio que ante todo debía halagar al modelo. Aunque es sabido que Rubens recibió encargos de reyes, reinas, princesas y príncipes de su tiempo, es curioso que no se le hubiera dedicado una exposición hasta ahora. Su trayectoria nace en una familia acomodada originaria de Amberes y recibe una educación humanista. Ejerce durante un tiempo la función de paje, lo que le permite adquirir los comportamientos y la soltura que le serán útiles para codearse luego con los grandes personajes de su tiempo. Llega a Italia para perfeccionar su formación de pintor, inspirándose especialmente en Tiziano, autor de famosos retratos de Carlos V y Felipe II. En 1609, regresa a Amberes para convertirse en el pintor de la corte de Flandes. Como tal, realiza retratos oficiales de los príncipes de Habsburgo. Prorroga su estancia parisina destinada a honrar el encargo de María de Médicis para el Palacio de Luxemburgo en 1621, para pintar a Luis XIII, hijo de María de Médicis, y a su esposa Ana de Austria, hermana de Felipe IV de España. Este último lo llama a Madrid para que pinte retratos de él y de su familia. En una Europa en la que los viajeros son pocos, la tradición establece que un retratista puede transmitir mensajes y Rubens supera ampliamente esta misión. Al haber recibido una educación avanzada, ser un verdadero cortesano y tener una reputación internacional, es capaz de dirigirse a sus insignes modelos y proporcionar información diplomática durante el relativo aislamiento de las sesiones de pintura. Podrás visitar esta exposición en el museo localizado junto al Palacio y los preciosos Jardines de Luxemburgo, cuyos espacios han sido totalmente renovados de la mano de Shigeru Ban y de Jean de Gastines, arquitectos del Centro Pompidou de Metz, para poder acoger al restaurante/salón de té Angelina, los talleres pedagógicos del museo y varias estructuras temporales.

viernes, 13 de octubre de 2017

LA BIBLIOTECA PERDIDA DE IVAN EL TERRIBLE: Un tesoro por descubrir

Cuentan que el zar ruso Iván el Terrible poseía una legendaria colección de libros antiguos que provenían de la antigua Constantinopla. Aunque no haya pruebas claras de su existencia, su búsqueda continúa hoy día. Esta historia comienza en el siglo XV, cuando los otomanos conquistaron Constantinopla y acabaron con el Imperio Bizantino. Muchos griegos y cristianos ortodoxos abandonaron entonces la ciudad. Entre ellos estaba Tomás Paleólogo, hermano de Constantino XI, quien, según se cuenta, se refugió en Roma, pero antes de partir reunió todos los libros de la colección que habían acumulado los sucesivos emperadores bizantinos. Esta biblioteca contaba con unos 800 volúmenes, entre los que se incluían algunas obras maestras de la literatura grecorromana. La colección fue heredada por la hija de Tomás, Sofía Paleólogo, quien se fue de Roma a Rusia y se casó con Iván III, el gran príncipe de Moscú. Al parecer, fue ella quien llevó la colección a Rusia, que más tarde pasó a llamarse "la biblioteca de Iván el Terrible".El nieto de Sofía, el zar Iván IV, más conocido como Iván el Terrible, no solo heredó la biblioteca, sino que la amplió con manuscritos y raros ejemplares que mandó a traer de diferentes lugares de Europa. Algunos creen que Iván escondió la colección en Moscú o en otra ciudad de Rusia y que la biblioteca desapareció sin dejar rastro alguno tras su muerte en 1584. Por lo menos, así cuenta la leyenda. Christopher Von Dabélov, historiador del siglo XIX de la localidad de Derpt (actualmente Tartú, Estonia) declaró haber visto un catálogo de la perdida colección. Tal hallazgo sería equivalente a encontrar el Santo Grial del los libreros. El listado que supuestamente vio contaba con los 142 volúmenes de la 'Historia de Roma' de Tito Livio (actualmente solo se conocen 35), una versión completa de 'De re publica', de Cicerón (de la que solo se conservan fragmentos), un poema perdido de Virgilio, por nombrar algunos de los excepcionales ejemplares con los que contaba la biblioteca. Sin embargo, existen muchos especialistas que se muestran escépticos acerca de la existencia real de la biblioteca. Alexánder Filiúshkin, profesor de historia de Rusia en la Universidad Estatal de San Petersburgo, explicó al diario 'Komsomólskaya Pravda' sus dudas. En primer lugar, es muy probable que para conseguir fondos, la familia de Tomás Paleólogo vendiera parte de la biblioteca al abandonar Roma. Además, declara que no todas las fuentes que hablan de ella son fiables. Por ejemplo, Dabélov, que se jactaba de haber encontrado el listado, no enseñó a nadie el documento. Hay cronistas del siglo XVI y XVIII que hacen referencia a la biblioteca pero siempre parece que hablan de ella como si fuera algo mítico, sin pruebas concluyentes, considera Filiúshkin. Incluso si la biblioteca de Iván el Terrible hubiera existido realmente, hay muchas posibilidades de que esta hubiese sido destruida, creen los especialistas. En Moscú hubo tres grandes incendios en los siglos XVI y XVII (concretamente en los años 1547, 1571 y 1626), que podrían haber reducido a cenizas la 'oculta' biblioteca. Hay otra teoría todavía más rocambolesca, que cuenta que los polacos al invadir Rusia a principios del siglo XVII y quedarse sin comida durante el sitio del Kremlin de Moscú y acabaron comiéndose el cuero que cubría los manuscritos, destruyendo su contenido. En cualquier caso, hay entusiastas que siguen buscando la biblioteca en la capital rusa y mantienen la esperanza de poder hallar este tesoro literario del zar. Asimismo, se han hecho intentos de encontrar la colección fuera de la capital rusa, concretamente en Vólogda (465 km al norte de Moscú) y en el kremlin de Alexándrov (120 km al noroeste de Moscú) donde el zar Iván vivió entre 1565 y 1584. También hay quienes creen que la colección se esconde en el Kremlin de Moscú. Arqueólogos y aventureros han rastreado numerosos lugares a lo largo de los años. Los zares el siglo XIX, e incluso el dictador comunista Iósif Stalin, dejaron entrar a científicos en el Kremlin con la esperanza de que encontraran los perdidos e invaluables libros."Si alguien encuentra la biblioteca se haría tan famoso como Yuri Gagarin", admite Filiushkin. A pesar de que hay pocas opciones de que exista, se ha convertido en un mito popular. El arqueólogo Alexánder Véxler bromeaba en una entrevista: "Claro que la biblioteca de Iván el Terrible existe. ¿Cómo puede no existir si se han escrito tantos ríos de tinta sobre ella a lo largo de tanto tiempo?" expresó.

viernes, 6 de octubre de 2017

OPERA - PASSION, POWER AND POLITICS: A la conquista del Victoria & Albert Museum

Acercar la ópera a todos los públicos, sean aficionados al género o no. Este es el objetivo de ‘Opera: Passion, Power and Politics’ (Ópera: pasión, poder y política), la nueva exposición del prestigioso (y siempre original en propuestas) Victoria & Albert Museum de Londres, que arranco el 30 de septiembre y podrá visitarse hasta el próximo 25 de febrero. Un apasionante y muy sorprendente viaje que explora 400 años de historia - los que van desde las raíces de este género en la Italia del Renacimiento hasta la actualidad - basado en dos premisas fundamentales: la ópera como un arte multisensorial que aúna varias disciplinas artísticas; y por otra parte, en cómo los factores económicos, políticos, artísticos y sociales se entremezclan con grandes momentos de la historia de la ópera. Para ilustrar todo lo anterior, el museo británico se ha aliado con el Royal Opera House de Londres y propone un recorrido a través de siete premieres que sucedieron en siete ciudades diferentes de Europa y que ilustran tanto la evolución del género como la del viejo continente: L'incoronazione de Poppea (La coronación de Popea) de Monteverdi en Venecia (1642), Rinaldo de Handel en Londres (1711), Le Nozze de Figaro de Mozart en Viena (1786), Nabucco de Verdi en Milán (1842), Tannhaüser de Wagner en París (1861), Salomé de Strauss en Dresde (1905) y Lady Macbeth de Mtsensk en San Petersburgo (1934). La música, obviamente, se convierte en protagonista principal. "La música es el objeto más poderoso de toda la muestra porque pone la banda sonora al viaje que se hace por la historia en esta exposición", dice su comisaria, Kate Bailey. De esta manera cada espectador recibirá a la entrada unos auriculares que le permitirán escuchar cada una de estas obras maestras a medida que explora cada sala y cada ciudad. La exposición incluye, además, una nueva y poderosa grabación de Va pensiero (El coro de los esclavos) del Nabucco de Verdi, que podrá experimentarse en una instalación de sonido de 360 grados. A la música se suman 300 objetos, que incluyen importantes préstamos internacionales, y que se muestran intercalados junto a imágenes digitales de atractivas interpretaciones de ópera. Entre ellos: el cuadro La música en las Tullerías de Manet, obra maestra del modernismo que contextualiza el enfoque moderno de Wagner a la música en la década de 1860 en París; la partitura original de Nabucco procedente del Archivio Storico Ricordi en Milán; una de las dos copias que se conservan de la primera ópera que se representó en público (La coronación de Popea) y material original del estreno en 1934 de Lady Macbeth de Mtsensk de Shostakovich (que se muestra por primera vez fuera de Rusia) e incluye la partitura original, las indicaciones escénicas, el libreto, los modelos de vestuario y los disfraces. Bailey, a quien le ha costado cinco años levantar este proyecto, asegura que "la ópera es uno de los mejores fenómenos musicales y desde el comienzo de su historia estuvo compuesta por la esencia que provenía de diferentes partes de Europa". Mientras que el director del V&A, Tristram Hunt señala que esta es la única exposición que explora la historia de la ópera a gran escala. Por su parte, el director saliente del Royal Opera House, Kasper Holten - uno de los responsables de que este sueño se haya hecho realidad - añade: "La exposición nos mostrará la ópera como la banda sonora de la historia de Europa. Esperamos mostrar al público, tanto a los que están enamorados de la ópera como a los que todavía están introduciéndose en ella, que es una forma de arte vivo y tiene tanto que decir a la sociedad que la rodea hoy como hacía hace 400 años". La muestra, que es la primera organizada en la nueva Galería Sainsbury del museo, estará acompañada de eventos en vivo y otras iniciativas digitales de la BBC Arts con el objetivo de transmitir la pasión de la ópera a un público más amplio.
actualidad cultural
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